La vida de Salvador Pérez Martínez, es casi inabarcable, por cuanto reúne como poca gente, condiciones únicas y de larga existencia centrada en un arte.
Tiene 95 años de edad, de los cuales 75 los ha dedicado al arte de su vida, el que emana desde la escena, sea desde las cómodas salas de Santo Domingo, o en los pueblitos del interior: iglesias, escuelas o alcaldía, donde fuera posible hacer teatro para pobladores que nunca antes disfrutaron del vinculo casi mágico entre actores y público.
Hoy día no puede escuchar nada, sin ayuda de sus audífonos electrónicos, pero no por los efectos inevitables de la edad, sino porque en 1965, era artillero de un tanque de guerra enfrentando las tropas norteamericanas de intervención.
El blindado fue atacado por los yanquis y debió saltar del mismo antes del impacto. Al ser alcanzado, el blindado estalló y se le explotaron los tímpanos. Hoy puede oír limitadamente gracias a unos audífonos.
Salvador Pérez Martínez se pudo haber integrado al Frente Cultural para hacer teatro o declamación, en la ciudad constitucionalista en armas, pero prefirió ser soldado peleando por la vuelta a la constitucionalidad de 1963.
Ha actuado en más de 300 obras teatrales, hasta el punto en que hace años dejó de contar las producciones en que ha participado.
Condecoraciones y premios:
Fue el ganador del Gran Dorado, del Premio El Dorado, que organizaba Máximo Polanco Estrella, consagrándole como considerado el artista dominicano más extraordinario del 1978; Condecoración de la Orden de Duarte, Sánchez y Mella, del Gobierno Dominicano (1999); El Gordo de Oro, del El Gordo de la Semana (1986); Premio Fundación Corripio en Artes, mención Teatro, (2016); Declaratoria de Gloria del Arte Nacional, Ministerio de Cultura (2007); Declaratoria de Hijo Meritísimo de la ciudad de Santo Domingo (1997), Designación con su nombre a la sala del teatro de Las Canas, de Cap Cana; Declarado “Embajador del Teatro Dominicano ante el Mundo” por la Unión Dominicana de Artistas de la Actuación (UDAA), en 2014; dedicatoria del Ministerio de Cultura (MINC) del VIII Festival Internacional de Teatro Santo Domingo 2014 (FITESD) y reconocimiento por su labor cívica en Iberoamérica por parte de Casa de España (Puerto Rico) y dedicatoria de la III Temporada de Teatro Banreservas, por el Centro Cultural Banreservas. (No están todos los merecimientos que ha recibido).
¿Quién es este hombre del teatro?
Puede que los jóvenes de hoy hayan escuchado recientemente el nombre de Salvador Pérez Martínez por la dedicatoria del Centro Cultural Banreservas en la III Temporada de Teatro Banreservas 2024, recién finalizada. ¿Pero… ¿saben quién es este hombre?
Pérez Martínez es un ser de excepción. Es un artista de larguísima trayectoria y que, ha vivido y visto transcurrir la escena dominicana, en todas sus expresiones. Es testigo protagonista de esa historia. Es actor, director y maestro formador de actores de cinco generaciones.
Es un placer difícilmente describirle el escucharle relatar la historia del teatro, que es la suya misma, con esa dicción limpia, sustentada en un metal de voz hermoso y bien timbrado, producto de estilística clásica por su formación como uno de los mejores declamadores dominicanos.
De baja estatura, un pelo blanco que inspira respeto de voz timbrada y firme (como corresponde a un declamador de primera línea) este hombre posiblemente sea el más consistente y longevo gestor del teatro en el país.
El teatro rodante
Pérez Martínez, ya como profesor de teatro, reflexionó sobre una limitación que tenía el teatro: se hacía solo para un exquisito público del Palacio de Bellas Artes y otros cómodos espacios de la capital y no llegaba a públicos y escolares de pueblitos de provincias, las más alejadas de la capital, los cuales nunca antes habían disfrutado de la mágica relación que crea el teatro entre público y artistas, gracias a la compañía itinerante con el Teatro Rodante.
Así nace en 1974 el Teatro Rodante La Carreta, integrado por estudiantes de teatro, dirigidos por Pérez Martinez, que llevaba obras a obras a los públicos juveniles y escolares de localidades provinciales y alejados de la capital. Asi, centenares, miles de jóvenes dominicanos de poblados de provincia, disfrutaron de su primera presentación teatral.
El Teatro Rodante La Carreta se constituyó como una unidad especial para llevar teatro a los pueblos e inició sus presentaciones.
En todos los pueblos a los que acudía el TR, Pérez Martínez ofrecía además talleres de teatro. ¿Cómo era la dinámica? El Pera viajaba a las localidades para hacer contactos previos con las autoridades a fin de que les facilitaran espacios adecuados (auditorios, escuelas o iglesias) para los montajes y que además asumieran hospedaje y la comida de los talentos actuantes. No se le pagaba nada a los actores y actrices.
Su ingreso a la Escuela
En 1946, el maestro español Emilio Aparicio, nacido en Madrid el cinco de abril de 1908, llegado al país como parte de los refugiados que escapaban de la Guerra Civil Española, fue solicitado por Trujillo para que fundara el “Teatro Escuela de Arte Nacional” que luego sería Escuela de Bellas Artes, en sus diversas especialidades.
La vida en el teatro de El Pera, se inicia en ese año 1946, en la Escuela de Arte Escénico recién fundada, pero engañando a su padre de crianza quien se oponía a que estudiara teatro “porque eso no es para hombres” por lo cual comenzó como asistente de Aparicio, el director, pero se quedaba de lo oyente a las clases.
Se unió al proyecto con el trabajo de inscribir a los aspirantes, pero se insertó como oyente en la Escuela de Arte Escénico al punto de que Aparicio, que lo consideró un alumno aventajado y lo puso a dar clases. Aparicio, quien le enseñó mucho y le pedía que compartiera sus habilidades aprendidas con los estudiantes de la escuela.
“Luis Aparicio me decía yo aprendía rápidamente y me pedía que enseñara a quien pudiera todo lo que iba tomando como conocimiento artístico teatral. “Comparte con otros lo aprendido” me decía el maestro” afirma Salvador Pérez Martínez.
En julio de 1954 recibe el nombramiento oficial como profesor de la Escuela de Arte Escénico, pero el entonces director de Bellas Artes, Rafael Díaz Nietze, le envió un telegrama el 31 de diciembre, cancelándole. Fue un final de año tan amargo.
“Luego de mi cancelación, no perdí en ningún instante mi inclinación por el teatro. Pero no fue sino hasta 1958 cuando volvió a dar clases, al tiempo que se integró como actor de la Compañía Nacional de Teatro haciendo el bufón El Charamanchel dijo.
La primera obra importante en que participó fue Otra vez en diablo, en 1954, pero con tan terrible suerte que producto de un chisme entre militares (que creyeron que era una obra contra Trujillo) que, metieron presos los actores y deportaron al director un cubano español llamado José de San Antón. En esa obra El Pera hizo su primer papel importante.
Es un actor que ha actuado en las obras Este Cura (Alfonso Paso), La Farsa y justicia del Señor Corregidor (Alejandro Casona), Don Gil de las calzas verdes, (Tirso de Molina), Arsénico y encaje antiguo, (Joseph Otto Kesselring), Vacaciones en el cielo, (Manuel Rueda), Pirámide 179 (Máximo Avilés Blonda), Ojalá hoy fuera ayer y Se busca un hombre honesto (Franklin Domínguez), La torta de alarma (Facundo Manuel), La cueva de Salamanca, Entre llamas”, Tribunal de confiscaciones, por solo citar una parte de los montajes.
Sus alumnos
Como profesor formó una camada de actores: Ramón Colombo Joseph Cáceres, Rafael Villalona, Delta Soto, Fernando Cristóforis, Jaime Lucero, Francisco Álvarez Castellanos, Lincoln López, Ángel Herrera, Rossy Vélez, Delta Soto, María Castillo y Eladio Uribe, entre muchos otros que se escapan a la memoria del instante presente, y recuerdo que todos que se destacaron en el teatro. Algunos se fueron luego hacia la comunicación.
Un cura especial
En 1974 fue el montaje de Este Cura, de Alfonso Paso, el cual era un personaje difícil por los matices dramáticos que cursa. El cura era amigo de un alcalde, a pesar de que era un ser injusto y cruel y que como sacerdote responsable tenía que defender a los campesinos. El elenco estaba integrado por Rafael Díaz, (alcalde), José Cabrera, (El médico, Olguita Félix (hermana del cura), Belkis Sánchez, Roberto Salcedo, (hijo del alcalde).
“Esa obra sirvió para romper la barrera de los militares con el teatro, ya que entre estos primaba una ojeriza contra toda presentación de jóvenes en escenario.
A partir de este cura, los militares de la época de los doce años de Balaguer dejaron de reprimir a los actores cuando presentaban una obra en los pueblos y ciudades, como hicieron muchas veces con Giovanny Cruz.” afirma en confianza.
Recuerda que Rafael Gil Castro, que inició como profesor de teatro en la Escuela Argentina para pasar luego a dirección de la Escuela de Arte Escénico, pero que, a pesar de ser ideológicamente derechista y conservador, le confesó: “El teatro me enseñó a ser justo y equilibrado” decía.
El valor del teatro
Sostiene que el teatro tiene la cualidad de hacer mejores personas quienes lo asumen como misión de vida. El Pera otorga al teatro la importancia para educar, orientar, y motivar, y asi tuvo en sus dias de profesor de teatro. También tuvo muchas veces que solicitar audiencia para convencer a Secretarios de Educación de que debía darse teatro en las escuelas como una forma de aprovechar sus cualidades didácticas.
Al evaluar el teatro dominicano hoy dice que es medianamente bueno, con notables talentos y actores extraordinarios, entre los que cita, entre los hombres, a Manuel Chapuseaux, Irving Alberti, Pepe Sierra, Vicente Santos, María Castillo, Carlota Carretero, Naslha Bogaert, Judith Rodriguez y Francis Cruz, Richardson Diaz, entre muchos otros que no cita para no hacer larga la relación. Pero insiste en que se puede hacer mucho mejor teatro.
“El teatro de antes y el de ahora, tiene la dificultad de que demanda entrega total durante meses de ensayo, para presentar una obra en un limitado número de funciones y recibir una paga que no corresponde al trabajo. El teatro no paga mucho. Entiendo que el teatro de ahora está entre lo medianamente bueno y lo impecablemente escénico. En muchos casos puede ser histriónicamente mucho mejor” afirma El Pera con una responsabilidad consciente de que sus criterios no agradarás a todo el mundo” dijo.
Recuerda a los directores de Bellas Artes: José de Jesús Álvarez, el poeta Rubén Suro y Máximo Avilés Blonda. Suro apoyó que una selección Teatro fuera a Cuba, país en que vio allá mucho teatro.
En cine ha tenido actuaciones en: El derecho de comer, Pantaleón y las visitadoras, (Luis Llosa), Cristo Rey, Ladrones a Domicilio (Ángel Muñiz), No hay más remedio (José Enrique Pintor) también actuó en el documental Hay un pais en el mundo, dirigido por Pinky Pintor.
Dos deseos pendientes
Salvador Pérez Martínez tiene dos pendientes:
1- Montar de nuevo Este Cura, con un elenco de esta época, para las presentes generaciones, para lo cual hace falta que un mecenas o empresarios, decidan apoyar el proyecto y
2- Lograr la colaboración de una persona experta en informática para resolver una pequeña tragedia digital en que ha caído: escribió en su computadora sus apuntes de dos temas: su testimonio personal del teatro y la historia del teatro dominicano, pero resulta que – como todo personaje que llegó tarde a la época de la informática, se le olvidó la contraseña para entrar a su computadora y necesita recuperar esos dos documentos. ¿Quién ayuda?
Datos de vida
Salvador Pérez Martínez, nació el 26 de septiembre de 1928, cuando en el país el presidente era presidente Horacio Vásquez, El Pera nació en “Galindo”, barrio conocido hoy como La Ciénaga, ubicado entre los barrios María Auxiliadora y Mejoramiento Social. Su padre, Jesús Pérez Rivera, español, Durante su adolescencia entró al Conservatorio Nacional de Música, en donde estudiaba para declamador. Mientras estudiaba actuación también se dio cuenta que ese ambiente había una discriminación terrible hacia los estudiantes que procedía de los barrios.
Según sus comentarios, él y Fernando Casado fueron víctimas de “bulling” (como se dice ahora) de los estudiantes más pudientes, pero que no se dejaron atropellar. “En Bellas Artes quienes nos abrieron las puertas fueron Monina Sola, Nubia Ulloa y Rafael Encanto. Esos siempre nos apoyaron”, nos cuenta.