Según la interpretación de las nuevas imágenes del JWST, estas seis galaxias, llamadas «candidatas» en ese estadio pues el descubrimiento tendrá que ser confirmado por medidas de espectroscopia, contienen muchas más estrellas que los valores esperados. Una de ellas tendría hasta 100.000 millones de estrellas.
«Es más o menos del tamaño de la Vía Láctea, lo que es muy impresionante», dijo a AFP Ivo Labbé, primer autor del estudio.
La Via Láctea necesitó 13.800 millones de años para formar esa cantidad de estrellas, mientras esta joven galaxia creó tantas en apenas 700 millones de años «o sea 20 veces más rápido», indica este investigador de la Universidad de tecnología de Swinburne en Australia.
Lejanas galaxias de este tamaño no tienen su lugar en el modelo cosmológico actual que busca comprender la estructuracióin del Universo.
«La teoría nos dice que en esas edades tan antiguas, las galaxias eran todas pequeñas y crecían muy lentamente. Se podía esperar que fueran de 10 a 100 veces más pequeñas en cantidad de estrellas», indica el astrofísico.
– «El modelo se fisura» –
Hallar galaxias tan enormes, «es como si se saltara a un abismo», según él.
¿Qué es lo que no funciona? La sospechosa podría ser la materia negra, misteriosa materia invisible que puebla el Universo. Aunque los científicos no pueden detectarla, conocen muy bien su comportamiento y saben que desempeña un papel clave en la formación de las galaxias.
«La materia negra debe +conjugarse+ para formar un halo que atrae hacia ella el gas del que nacerán las estrellas», dice Labbé. Por lo tanto, ese proceso de «coagulación» debería tomar mucho más tiempo.
Parecería entonces que «las cosas se aceleraron particularmente» en ese Universo primordial, que habría sido «más eficaz de lo que se pensaba» para fabricar estrellas, comenta David Elbaz, astrofísico del Comisariado de la energía atómica (CEA), que no participó en el estudio.
Lo que podría explicarse por el proceso de expansión del Universo, que se acelera más rápido de lo que pensaba, dice ese científico involucrado en el programa de observación del telescopio diseñado por la Nasa.
El tema agita el debate entre los cosmólogos y este descubrimiento «es tan excitante pues constituye un indicio más de que el modelo se está fisurando», analiza David Elbaz.
El telescopio espacial europeo Euclid, que debe ser lanzado en órbita este verano para tratar de develar los secretos de la materia oculta, podría ayudar a esclarecer el misterio, subraya.
Labbé cita la teoría del cisne negro, según la cual un acontecimiento imprevisible e improbable, de concretarse, tiene un impacto considerable.
«Si una sola de las seis galaxias candidatas es verificada, habrá que revisar la teoría», señaló.